Por Franky T.
Vine, vi y vencí. Con esta histórica cita de Julio César se podría definir el pasado fin de semana para la escudería Mercedes. Llegaron, sabiéndose ganadores, vieron un panorama desolador de sus rivales, y vencieron confirmando lo que todos sabíamos antes de que se iniciara la temporada, que son imbatibles.
 No es que necesitaran de la suerte para hacer valer su poderío, pero hasta en eso salieron victoriosos, pues prácticamente ninguna escudería salvo ellos y Sauber se libraron de un inicio de temporada bastante decepcionante. 17 monoplazas en la línea de salida, y sólo 11 en la línea de meta hablan de la complicada puesta a punto de unos motores, cuya hibridación los hace endemoniadamente rápidos, pero extremadamente complicados y de fiabilidad, por decirlo de una manera suave, “dudosa”.
 Pero volviendo a Mercedes, que es lo que nos ocupa, sólo se me viene una palabra a la cabeza para describir su situación: Tiranía. Pues así deben sentirse el resto de equipos, tiranizados ante la aplastante superioridad del monoplaza teutón. Nico Rosberg, a priori único rival de Lewis Hamilton por la corona de este año, consiguió el mejor tiempo en los primeros entrenamientos libres, con un crono de 1:29.557, y el británico respirándole en la nuca a tan sólo 29 milésimas. El resto, a más de un segundo y un mundo después. Los segundos entrenamientos libres, también tuvieron al políglota Nico en lo más alto de la tabla, tras rodar durante 30 vueltas, y marcar un crono de 1:27.697 con el neumático blando. Lewis, en esta ocasión se quedó a una décima exacta tras el alemán.
 El sábado, día de apertura de hostilidades, Hamilton mostró sus cartas y encabezó los terceros libres, con un tiempo de 1:28.867, seguido esta vez por el primer no Mercedes del fin de semana, Sebastian Vettel a lomos de su aparentemente esperanzador Ferrari. Rosberg, esta vez se tendría que conformar con la tercera plaza, a casi un segundo de su compañero. Y así, con el golpe de autoridad de Lewis, llegamos a la clasificación, donde tras sortear la Q1 y Q2 sin mayores problemas, y reservando un juego de neumáticos blandos para la Q3 (los únicos), los dos Mercedes salieron a pista para su primer intento, poniéndose Hamilton en cabeza, y Rosberg cometiendo un error que le obligaría a abortar su vuelta y dejarlo todo para el segundo y último intento. Pero no pudo ser, Nico fue incapaz de rebajar el tiempo de 1:28.586 marcado por Hamilton quedándose con la segunda plaza, y sinceramente, a mi entender, ahí se acabó el gran premio.
 Domingo, día de carrera, puesta de largo de la temporada 2015, la de la consolidación del reglamento estrenado en 2014. Banderitas de colores por todos lados, luces, famosos… Y sólo 17 coches en parrilla… Y los dos Mercedes en primera fila, no fue un “deja vu” del año pasado, sino la confirmación de que la fortuna favorece a los audaces, y si ellos invirtieron más tiempo y dinero que los demás en el desarrollo de su motor, ahora están recogiendo el fruto de tanto esfuerzo. Porque cuando el semáforo se puso verde, Lewis defendió su posición, Nico no pudo atacar, y adiós Mercedes. Tanto da igual lo que sucediera detrás de ellos, podía haberse acabado el mundo que ellos dos habrían escapado, nadie les alcanzó, nadie les tosió, nadie les inquietó. Hamilton delante, Rosberg detrás, a cada vuelta rápida de uno, el otro respondía apretando los dientes, en ningún momento dio la sensación de que peligrara la victoria de Hamilton, tan sólo a falta de 10 giros para el final Rosberg pareció decidido a apretarle las tuercas a su compañero, pero fue sólo un espejismo, la carrera finalizó para Mercedes como había empezado, Hamilton delante, Rosberg detrás, a 1.360 segundos, y el Ferrari de Vettel a 34 lejanísimos segundos. La sonrisa de Toto Wolff lo define todo. 
 Veni, Vidi, Vinci: Mercedes es Roma, la luz, más allá de ella, todo son aldeas a oscuras.
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