viernes, 27 de febrero de 2015

F1 Mitologia: Hoy le toca a James Hunt

  
Por Eliseo Bao Souto

Es sabido por todos que la Fórmula 1 es un deporte que mueve masas. Alguna gente es incapaz de comprenderlo, pero para nosotros, los apasionados  este deporte, la F1 es poco menos que nuestra vida. El Gran Circo es presente y futuro, pero sobre todo es pasado Dentro de los mágicos circuitos que disfrutamos curva tras curva se han forjado leyendas e ídolos, se han llevado a cabo grandes gestas y, por qué no decirlo, hemos visto villanos. Pero, como rezaba aquel anuncio de una conocida empresa de telefonía móvil a la que no le queremos hacer publicidad, benditos malvados

 Senna, Prost, Mansell y Piquet en una foto de www.nesretro.com

Es por esto que quiero iniciar hoy una serie de artículos referidos a aquellos pilotos que marcaron una época en la F1, porque sin ellos, esto no sería tal y como lo conocemos hoy en día. Cuando se me ocurrió la idea, pronto me vinieron a la cabeza varios nombres: Lauda, Fangio, Villeneuve, Clark, Senna, Prost Pero un nombre retumbó en mi cabeza. Desde un principio supe que esta humilde serie debía comenzar con James Hunt.

James Simon Wallis Hunt, más conocido simplemente como James Hunt nació en Reino Unido durante el verano de 1947. Ahora estamos acostumbrados a que los pilotos se inicien en el automovilismo a edades tempranísimas, pero lo cierto es que la primera vez que Hunt disputó una carrera en su vida, contaba ya 18 años. Había asistido con un  amigo a una carrera y esto lo dejó prendado. El indomable británico decidió coger su Mini y con el inició sus andaduras por los circuitos. Ya en estos momentos nace el apodo que lo acompañará el resto de su vida: Hunt the Shunt, algo así como Hunt el salidas, en honor a los numerosos y espectaculares accidentes que protagonizaba, la mayoría de ellos debidos a su agresivo pilotaje. A Hunt sólo le valía ganar, y a veces, sobrepasaba los límites.

Sin embargo, el hecho que marcó el despegue de James Hunt en el automovilismo fue conocer a Lord Hesketh, un adinerado aristócrata británico que queda prendado del piloto que hoy nos ocupa. Ambos probaron fortuna en categorías inferiores a la Fórmula 1 tales como la F2 o la F3, pero fueron etapas sin pena ni gloria. Llegados a este punto, Lord Hesketh decidió arriesgar. No le importaba caer, y si lo hacían prefería que fuese desde lo más alto, es decir, desde la F1. Tenían que intentarlo. Y vaya si fueron a por todas. Debutaron en la categoría máxima del automovilismo con un monoplaza blanco, sin patrocinadores ni pegatinas de marcas de cigarrillos en el GP de Monaco 1973 con un meritorio noveno puesto. Pero James Hunt no era un piloto al uso. Ansiaba vivir. Era considerado un playboy y sus numerosas relaciones con mujeres no son un secreto. De hecho, en su primer mono lucía un parche con el eslogan Sex, the breaksfast of champions (Sexo, el desayuno de los campeones). Además, bebía considerables cantidades de alcohol y fumaba alrededor de 40 cigarrillos al día.
James Hunt (izquierda) y Lord Hesketh (derecha) en una fotografía de www.motorsportmagazine.com

James Hunt durante el GP de Monaco de 1973 en una foto de www.autolimite.com

Las siguientes temporadas no fueron demasiado buenas para el gran piloto británico. En 1974 tuvo que retirarse en nueve de las quince carreras disputadas aquel año. No obstante, ese año logró subir al podio hasta en tres ocasiones. 1975 fue más de lo mismo, aunque logró su primera victoria en el GP de los Países Bajos disputado en el trazado de Zandvoort. La mala noticia llegó aquel año a final de temporada. Su compañero de batalla, el aristócrata Lord Hesketh, estaba arruinado y no podía continuar en la F1. Faltaba poco para el comienzo de la nueva temporada y un enfadado Hunt no tenía un volante para ese año. Pero el milagro se obró. Tras la espantada de Emerson Fittipaldi, McLaren se puso en contacto con el que sería a la postre Campeón del mundo de F1. Ese año, 1976, estuvo marcado por la encarnizada lucha y disputa entre el propio James Hunt y Niki Lauda, un austríaco que venía de proclamarse Campeón del mundo la temporada anterior que pilotaba para Ferrari y del que ya nos ocuparemos en próximos artículos.

El mundo de la F1, y más recientemente el mundo del cine con la película Rush, se ocupó de tildar la relación como la más ferviente rivalidad de  todos los tiempos, pero, aunque en parte fue así, ambos pilotos guardaban una buena relación.


Posiblemente, la imagen (www.reddit.com) que mejor define a Hunt: carreras, mujeres, tabaco y alcohol.

Aquel año, Niki Lauda sufrió un terrible accidente en el antiguo trazado de Nürburgring, conocido como el Infierno verde, del cual el austríaco arrastra a día de hoy las imponentes cicatrices causadas por las terribles quemaduras. Este accidente lo mantuvo alejado de los circuitos durante algunas carreras, pero, ante la sorpresa general, reapareció en el GP de Italia para disputar con Hunt el trono del automovilismo. Ambos llegaron  a la última carrera, celebrada aquel año en Fuji con opciones al título, pero Lauda, ante el desconcierto de todos los presentes, abandonó la carrera. Lo hizo porque era lo que la mayoría de los pilotos habían pactado hacer si las condiciones climatológicas eran demasiado adversas. Aunque esa era la situación, solo Lauda y unos pocos pilotos más cumplieron con lo prometido. Cuando restaban tres vueltas para el final del campeonato, uno de los castigados neumáticos de Hunt revienta y debe entrar a boxes para cambiarlo. Cuando sale, está en sexta posición, lugar que no le valía para ser campeón del mundo. Hunt, poseído, adelanta coches sin parar, y cuando la carrera finaliza, cree que no ha logrado su objetivo. En ese instante, en el box le comunican la noticia: ha acabado tercero y es el nuevo Campeón del mundo de F1. Hunt reina en la lluvia.
(youtube.com/watch?v=ihyPe5Syo3Y)


James Hunt, Campeón del mundo de F1 1976 (www.formula1.com).

Los años posteriores poco tuvieron que ver con aquel año en el que Hunt había sido campeón. Mientras Lauda se preocupaba por ganar, Hunt se preocupaba de vivir. Ya había demostrado quien era y que podía batir al austríaco. Hunt se retiró en 1979 en el mismo GP en el que había debutado: Mónaco.
Después de una vida tan al límite, Hunt pisó la tierra. Dejó sus malos hábitos y comenzó a colaborar en la  retransmisión de carreras por televisión. Tristemente, su corazón se paró en 1993 a causa de un infarto. Se fue uno de los grandes, pero nos dejó su imborrable recuerdo. Un James Hunt vive dentro de cada aficionado de la Fórmula 1.

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